viernes, 10 de enero de 2014

EL PROTAGONISTA MASCULINO

       Hace algún tiempo tuve una interesante conversación con varias amigas y dos amigos. 
      Uno de ellos, en clara inferioridad numérica frente a cinco mujeres se atrevió a hablar. 
      —La verdad es que no lo entiendo. Queréis un hombre que os lleve flores y os regale bombones. Que recoja a los niños del colegio, que haga la cena, que comparta las labores del hogar con vosotras y os escuche atentamente cada noche cómo disertáis de los problemas en el trabajo mientras nosotros intentamos ver disimuladamente el partido que ponen en la televisión—puso los ojos en blanco y miró a su compañero que asintió dándole la razón—y después de más de cien años de lucha por vuestra independencia y nuestro sometimiento—ahora pusimos los ojos en blanco nosotras—resulta que sale un tipo como ese Grey y ¡zasca! os arrea un buen azote en el trasero y vosotras estáis babeando por un hombre que tiene unas claras taras emocionales, que es engreído, frío, calculador, controlador y solo quiere vuestro cuerpo…pero claro, tiene una cuenta bancaria millonaria, un avión privado y os compra todo un armario de ropa de marca. ¡Qué tontos hemos sido!—continuó mirando fijamente a su amigo, que hizo una mueca en consideración a su sufridor compañero—si lo llego a saber antes, en vez de aprender a planchar hubiera seguido un curso acelerado de cómo utilizar el látigo y cuerdas de bondage—finalizó con un suspiro de decepción, de envidia o de arrepentimiento. Nunca lo supimos. 
      Nosotras nos miramos y hasta pudimos escuchar el engranaje de los pensamientos bullendo en la cabeza. ¿Es eso lo que deseamos en realidad? ¿O es esa la fantasía que no nos atrevemos a confesar? 
     Está claro que en la vida real, que tu pareja sea cariñosa, te ayude, comparta contigo los buenos y malos momentos es claramente gratificante, sí, no hay duda…pero ¿es suficiente? ¿Qué es lo que buscamos en un hombre? ¿Qué es lo que queremos descubrir en un protagonista masculino?
     Y ahí empezaron los comentarios femeninos,
     —A mí lo del avión privado y la ropa de marca no me parece nada mal—dijo una y las demás asentimos dándole nuestra conformidad y avergonzándonos solo…un poquito, poquito de lo superficial. 
    —A mí que me adore y esté bueno…y si encima es rico ¡qué más puedo decir!—todas asentimos de nuevo. 
    —A mí que tenga un buen culo—dijo otra yendo directamente al grano—y por supuesto lo de delante que esté mejor—añadió dándole un sorbo a la cerveza y provocando que todas riéramos y los hombres cabecearan. 
     Yo estoy de acuerdo con todas, pero no entiendo ese afán de algunas novelas románticas de mostrar al personaje masculino torturado; el que no tiene un pasado oscuro, sufre de parasomnia o esconde varios esqueletos en el armario. Lo que sí entiendo es lo que provoca en nosotras, lectoras compulsivas: provoca un deseo de salvarlos de sí mismos, de demostrar que aunque ellos son los fuertes, nosotras podemos serlo más que ellos en determinados momentos. De abrazarlos, acunarlos en nuestro regazo y decirles que a nuestro lado nunca más volverán a sufrir. Y eso…chicas…tiene mucho de maternal…aunque lo neguemos. 
     Quizás me estoy metiendo en arenas movedizas, pero creo que lo más importante en un personaje, uno de esos que nos hagan soñar aún después de finalizar el libro, que permanezcan en nuestra memoria y los recordemos con cariño siempre…es el sentido del humor y la seguridad. Me explico, no concibo una relación en la que él no me haga reír, que no me saque una sonrisa y me sorprenda haciendo que lo mire con estupor conteniendo la risa en el pecho. Y lo segundo, que nos haga sentir protegidas. Porque sí, aunque todas seamos mujeres independientes y sepamos defendernos sin problemas en el mundo que nos rodea, a veces…solo a veces…necesitamos saber qué ellos vendrán a salvarnos, que nos sujetarán entre sus fuertes brazos e impedirán que otros nos dañen. ¿Me equivoco? 
     Y lo último, aunque no por ello menos o más importante, dependiendo de gustos, es el tema de la cama. No es que sean estupendos amantes, sino lo que hacen sentir a las protagonistas en las que nos reflejamos. Todos saben llegar a ese punto (no es el G malpensadas o bienpensadas) en el que nos hacen vibrar y desear llegar a vivir una historia como la que relata. No me voy a meter en la prácticas sexuales de los libros…cada cual es libre de elegir el estilo, romántico, dominante, sensual, pícaro o…lo que vosotras deseéis en cada momento…porque en la variedad está el disfrute. 
     ¿Qué pensáis vosotras? ¿Con qué cualidad os quedaríais? ¿Con todas? 

     ¿Y cómo es Connor, el protagonista de Búscame en tus sueños? Bueno yo lo definiría tremendamente apuesto, con sentido del humor y también de la responsabilidad. Fuerte, decidido, salvaje y un gran amante. Conversador y también algo manipulador, juega con Ginebra lo mismo que ella hace con él. Y al final se equilibran porque es una relación entre iguales. Pero todo esto que os digo no puede resumir lo que verdaderamente es Connor, eso lo hicieron dos grandes amigas que leyeron el borrador de la novela. Fue una simple frase, que reúne todo lo anterior:

                —Yo quiero un Connor en mi vida.
                —Y yo también—reí al escucharlas—por eso lo creé…
Y hasta ahí puedo leer, o más bien escribir…

                                                                    Caroline March

0 comentarios:

Publicar un comentario